Al parecer llevaban tiempo detrás de ellos, alertados por los propios empleados del hotel Mur que empezaron a sospechar de ellos al ver el auténtico arsenal que guardaban en la habitación.
Todo tipo de productos y armas de destrucción masiva como Kit-Kat, phoskitos, donuts, panteras rosas, doritos y hasta las peligrosas onduladas matutano escondidas entre el almohadón y la bajera de la cama.
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