Después
de comer vuelta de nuevo al Bus. El solcillo entra por la ventana, y la comida
empieza a hacer su efecto. El madrugón y esas noches previas mal dormidas a causa de los nervios hacen el
resto. La “cabezadica” no tarde en caer
en alguno de los nuestros, sobre todo en los más novatos. Los ya veteranos
disfrutan con el viaje. Los que quedan despiertos se quedan impactados con la
belleza del Pre-Pirineo. Se suceden las altas montañas, el autobús
progresivamente va bajando de velocidad, y los primeros embalses aparecen, este
año el de Arguís se nos muestra en todo su esplendor.
Coronamos
Monrepos y como por arte de magia aparecen los Pirineos. Blanquitos,
blanquitos. Estampa de postal. Ahora somos conscientes de la grandeza e
inmensidad de esta cordillera. No parecían tan enormes en el libro de Cono. Dan
hasta un poco de miedo. Alguno piensa:
-
¿Pero por ahí nos tenemos que tirar?
·
Alguno se empieza a acobardar.
Un buen
rato más tarde, los profes nos anuncian la llegada a Jaca. Esta nos recibe
también con algunos montones de nieve a ambos lados del autobús. Tiene pinta de
ser una ciudad grande. Lo primero de todo será llegar al hotel y
descargar. ¡Qué bien! ¡Por fin llegamos!
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