Así fue amigos, D. José Miguel director de la escuela de Borja, y posiblemente el mejor esquiador de este gran grupo, en un exceso de confianza tomó un impulso desmedido en un salto vertical de más de algún metro de altura. (En la imagen se ve perfectamente antes de intentarlo)
El resultado fue demoledor. Los esquís hasta Canfranc, los bastones a Villanua, las gafas rodando por las pistas y hasta el gorro perdió en el incidente.
Al principio risas de los compañeros, pero luego preocupación. Las rodillas en mala posición y la frente contra el suelo llena de nieve. Afortunadamente no fue más que el susto, y todo se saldó con un golpetazo en la cabeza que todavía a estas horas aún le duele.
No preocuparse los Ainzoneros, y los Borjanos, que todavía me ha dicho que hay José Miguel para rato. Especialmente tranquilizar a los compañeros maestros del Campo de Borja, el director está intacto, y por lo que parece lleva idea de acabar su legislatura.
La cuestión del efecto vuelo de esquiador, con los esquíes abiertos, esa sensación de no gravedad; los brazos abiertos con los bastones flotando, las botas y las fijaciones brillando a la luz, la mirada del esquiador enfocada directamente hacia el riesgo... Todo eso, José Miguel, tiene su precio. Menos mal que la nieve en polvo y la fortuna estuvieron favorables. No seas temerario... Con photoshop, tirando de algunas imágenes, quizá consigamos algo que sirva. Salud y suerte, para lo que queda de semana. Nos alegra verte de pie, sacudiendo la nieve con gesto de "aquí no ha pasado nada".
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