Y por fin comenzamos. Con un pelín de retraso sobre el horario previsto, salimos contentos, felices y sobre todo ilusionados hacia nuestro destino, Jaca, en las mismas faldas de los Pirineos.
Atrás dejamos los preparativos, los ensayos con las botas en el gimnasio y los consejos de última hora.
Alguna lágrima se dejó ver caer por mejillas de padres y niños pero la alegría y la emoción llenaba nuestros corazones y maletas.
Por fin llegaba el día. Por fin nos poníamos en marcha.
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